Al platicar con aficionados he incluso con luchadores profesionales, ambos coinciden en que la afición y el deseo por ser luchador nacen en la infancia, y es que en verdad es mágico para los niños, no solo llegar a la arena y ver a tu luchador favorito salir al ring, vestido con su equipo de pelea y pedirle un autografo o una foto.
Si no las ganas y la ilusión que dan el poder subir al ring y ahí hacer los movimientos que seguramente practican en su cama, la alfombra de su casa y muchas veces hasta en la escuela, con los amigos, vecinos o hermanos, emulando a sus héroes del pancracio.
Pero cuantos de esos pequeños que tiene la oportunidad de escabullirse de la seguridad de la arena, sobretodo de las pequeñas y pisar ese encordado, son las futuras estrellas de nuestro querido deporte.
Los que el día de mañana llenaran de ilusión y alegría a los futuros niños que asistirán a una arena, ha imitar sus movimientos, como alguna vez ellos también lo hicieron, y serán las futuras estrellas de doña lucha